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No hay nada particularmente conservador en esa visión y nada principalmente progresista en sugerir que no hay más ruta que el combate a ultranza, sin referencia a costes y vidas humanas. El término, tomado del último libro de Jorge Castañeda, tiene relación a una supuesta manía de “administrar problemas en lugar de resolverlos” y sería presuntamente un atavismo producto de la “cultura del subdesarrollo”.
Y bastante después me llamó la atención que en los años del ascenso del nazismo, de la Segunda Guerra Mundial y del Holocausto, los asilados en México resultaran muy escasos. El día de hoy, gracias al libro de Daniela Gleizer, tengo una respuesta y exactamente la misma no es interesante. Divido las próximas recomendaciones entre contenidos escritos ideales para la estética masculina y textos correctos para una orientación femenina.
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Una mañana que se había producido una escena semejante a primera hora oí a mi hijo reñir al joven de cuadra por algo que el otro había o no había hecho. Piedra de Sol, anunciado por vez primera en 1957, se considera por muchos el poema de mayor aliento y ambición de Octavio Paz. Poema universal y de lo mexicano, confesional y cosmogónico, abstracto y pintoresco, clásico y surrealista Piedra de Sol representa una síntesis de las variadas buscas e influencias de juventud de Paz.
- Yo siempre le digo que eso no es cierto, que… Pero es que tuvo una vida realmente difícil.
- Hay que ponerse a hacer la vida, como la mayoría, para hornear el pan diario, el trabajo de cada mediodía.
- Agregaría que si varios incluyéramos en los libros propios un sincero agradecimiento del porqué o por quién empezamos a escribir, José Agustín sería el mismísimo Elvis Presley.
Con su hija Pilar, acostumbraban a vivir en la vivienda donde hacía la limpieza. fue el sostén de su familia; los pequeños han recibido una capacitación académica hasta donde desearon estudiar.
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En tiempos de lectores cascarrabias, educados en la descalificación, resulta conveniente no únicamente celebrar a Ernesto Herrera sino, sobre todo, continuar su ejemplo. Tal visión nutre el libro de Rafael Rojas Las repúblicas de aire. Utopía y desencanto en la revolución de Hispanoamérica, obra que incita a reflexionar sobre las independencias latinoamericanas y, consecuentemente, de sus tradiciones revolucionarias. La coyuntura de tal reflexión no puede ser más propicia. 1810 fue un annus mirabilis en tanto que entonces sucedieron hechos fundacionales de las naciones sudamericanas. Ello explica las celebraciones del bicentenario, incluyendo ésas en que las sociedades sudamericanas se muestran como víctimas del “imperialismo”, razón por la que se convoca a los ciudadanos, en clave bolivariana, a combatir por la “novedosa independencia” continental. La otra asimilación del surrealismo, ésta más teorética, está en El arco y la lira, donde Paz reivindica al surrealismo, como conexión con el romanticismo y restauración del sentido primigenio de la poesía.
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Por la selección creciente de novelas en inglés de venta en las librerías mexicanas, deduzco que algunos consumidores de novelas en México las prefieren gringas. Observo con preocupación este fenómeno naftoso. Por si esa visión no me bastara, me amenaza ese fantasma del libro electrónico, hasta la actualidad gobernado por títulos en inglés.
En ocasiones, ni de qué manera huír de los cincuenta mil fallecidos, de esta ingrata sensación de que todos los matamos. Aunque haya tras ella una equívoco del tamaño del pecado de omisión. Debe ser de ahí que que dejé entrar la melancolía a este febrero en el que faltan Ricardo Legorreta y Pedro Armendáriz. Dos pasiones de futuro, cuya herencia ha de albergarnos para toda la vida.
La población mayor de 65 años concentra hoy prácticamente 55% de las muertes. En sólo cuatro décadas la proporción de muertes entre pequeños pequeños y ancianos se invirtió. Cada vez más, la desaparición responde al reloj biológico, no a las faltas sociales. El rubio formidable empezó a escribir su siguiente libro.
Dentro del mismo lector tienen la posibilidad de cambiar los dos humores, y soy ejemplo de esa curiosidad bifurcada. Comienzo con los autores que exploran la labor bien difícil de ser hombre. No por nada me considero una observadora informada del inconveniente del macho contemporáneo; he leído estas novelas para estudiar del asunto.
Sin lugar a dudas hubiera visto el cielo en un iPad. No obstante, hubo en el futuro de su niñez el paso del burro al jet y del infatigable dolor de muelas a la paz de una aspirina. Si bien parte de mi de hoy melancolía tenga que ver con mi presentimiento de que no habré de observarlos. Tengo nostalgia del futuro, justo ahora que muchos le tienen miedo. Traigo un deseo de madrugada que no espante. En Nueva York los dependientes tienen una conciencia particular de las líneas divisorias entre los barrios. Una amiga se cambió recientemente de un departamento a otro, a una distancia de tres cuadras.